Chofer negro.- En los tiempos de
Ángel César, hubo un funcionario muy importante, a nivel nacional, llamado
Jesús Silva Herzog.
Cada vez que Ángel César cumplía años, Jesús venía a La Paz y permanecía varios días.
En una de las visitas, para recibirlo, Ángel César se hizo acompañar por Héctor Castro Castro, conocido como el “plancha y plancha”.
En esa ocasión Héctor se llevó un carro antiguo que estaba estrenando. En cuanto lo vio, Jesús se enamoró del vehículo, tipo deportivo, de dos plazas.
Le pidió a su amigo Ángel César que le permitiera manejarlo del aeropuerto a La Paz. Ángel César estuvo de acuerdo.
Se citaron para comer en un lugar equis. Los demás comensales llegaron temprano pero Héctor y don Jesús se retrasaron.
Cuando llegaron, Héctor Castro extendió la mano en señal de pago. Cuando le preguntaron qué les cobraba, dijo que la apuesta.
-¿Y cuál es esa apuesta? Le preguntaron. Y respondió: Yo les dije que algún día iba a estrenar un carro, con chofer negro, por el malecón.
Todos festejaron la broma, inclusive el poderoso subsecretario de Hacienda, don Jesús Silva Herzog.
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