Los maestros oaxaqueños dieron
una lección más de civismo a sus alumnos. Les enseñaron lo que no deben ser.
Les demostraron que con la intolerancia, la violencia, la amenaza, y el
chantaje, se pueden lograr más cosas que por la vía legal.
Una lección más es que se puede
ser todo eso y todavía cobrar el cheque entero de la quincena.
Los “profesores” enseñan a sus alumnos que la violencia es más “razonable”
que el diálogo, la convivencia y el acuerdo.
Afortunadamente, los maestros
sudcalifornianos no han sido contaminados por los oaxaqueños, aunque aquí también
hay disidentes.
Disidentes que, por cierto, están muy apagados, pero muy bien pagados
desde que, a chaleco, devolvieron el edificio sindical.
Todavía la mayor parte de los maestros
mexicanos se preocupan por ser ejemplo y modelo para sus muchachos.
Todavía existen maestros que son ejemplo de bondad, de preparación, de superación,
de esfuerzo.
Y todavía, sobre todo en Baja
California Sur, los profesores son maestros que arrastran con el ejemplo, como
debe ser.
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