Cuando estuve en Ensenada, realicé para el
diario El Mexicano, una serie de entrevistas con familias rusas, radicadas en
Guadalupe.
Un día, el director,
Ramón Cota Agúndez, que en paz descanse, le dice sonriendo, a mi fotógrafo Luis
Montes Pinal: “no le has presentado a Raúl a doña Susanita”.
Al oírlos inmediatamente saqué mi libreta de
apuntes, vivamente interesado en el tema.
Montes Pinal preguntó
quién era Susanita y el director le contesta: “doña Susana Babich”, le dijo
sonriendo malévolamente.
Inmediatamente pregunté que si cómo se escribía
el apellido, que me pareció ruso.
No seas tonto, Raúl,
me dijo el director. Te estamos echando de la madre en ingles. (Efectivamente,
son of a bitch, equivale a un madrazo en español).
A reserva de seguir comentando mis anécdotas,
hoy quiero dedicar un espacio al informe de Esthelita.
Me pareció de muy buen
gusto que, antes del informe, haya saludado a los asistentes al Teatro de la
Ciudad.
Es un buen detalle, que no había “visto” (nótese
el sarcasmo) en ningún alcalde, desde la reinstalación de los ayuntamientos, en
1972.
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