martes, 4 de octubre de 2011

ABCdario

Por Víctor Octavio García

Curros en BCS

* Gil Cueva Tabardillo

* Madrugadores

La semana pasada --en abierta sintonía con las declaraciones de Gil Cueva Tabardillo, mismas que provocaron una oportuna y severa intervención en el Congreso local por parte del diputado, Juan Alberto Valdivia Alvarado, de quien reproduciré un par de párrafos de su disertación en Tribuna--, el grupo de Madrugadores (un burdo símil de la Sociedad Nacional del Rifle o versión folclórica e inacabada de la “Vela Perpetua”) también hizo su propia aportación al descalificar a los diputados plurinominales “lamentando que el gobierno del estado destinen 5 millones de pesos para sueldos, dietas y gastos de apoyos parlamentarios, cuando únicamente destina un millón seiscientos mil pesos para promoción turística”. Lo declarado por Gil Cueva Tabardillo, pastor del rebaño PAN-PRS, tras sostener en un medio local que los diputados plurinominales “no representan a nadie, salvo a los partidos políticos que los proponen”, y el pronunciamiento del grupo Madrugadores (que es una acotación mía, porque el pronunciamiento del diputado Juan Alberto Valdivia en Tribuna tuvo un destinatario muy claro; Gil Cueva Tabardillo) que ven como un “desperdicio que se gaste más en representación política que en el tutti fruti”, son expresiones que forman parte --nos guste o no-- de esas sociedades curras, retrogradas, cerradas y autoritarias, que se resisten cambiar.

Personajes y grupos cerrados que ven en el autoritarismo la acción eficaz del gobierno (estado), que por igual menosprecian cualquier expresión que no sea compartibles con las suyas, bien vale la pena que unos y otros lean y relean lo que expreso el diputado, Juan Alberto Valdivia, en la Tribuna del Congreso local en la Sesión del jueves pasado sobre esa forma tan peculiar de pensar: “En un órgano de representación popular como es éste, la diversidad de opiniones es sin duda lo que enriquece el debate y la toma de decisiones. Pero para que ello sea un ejercicio productivo, esta pluralidad requiere de ciertas normas que sus integrantes deben de entender y respetar. Una de ellas, claro está, es comprender el significado de la pluralidad, la cual implica un reconocimiento genuino, honesto del derecho de los otros a existir, reconocer su genuino derecho de participar en la toma de decisiones y, su genuino derecho a opinar distinto, sin que ello signifique que ninguna de las partes deba de renunciar a estos puntos de vista, pues ello implica no creer en la pluralidad, sino, querer eliminarla a favor de un punto de vista único, quienes piensan esto, no son representantes populares ni demócratas, cuando mucho son remedos fascistas incapaces de sostener con argumentos sus puntos de vista en un debate abierto”.

Para desencanto de “esos” personajes y grupos cerrados de la sociedad que añoran con nostalgias los tiempos pasados del autoritarismo, la pluralidad política que hoy se vive en el país y en el estado, por fortuna llegó para quedarse. Para personajes como Cueva Tabardillo o grupos como el de Madrugadores, la pluralidad va más allá del tutti fruti y del hecho mismo de representar a poco menos que nada, como lo insinuó el malogrado presidente de la Gran Comisión, Juan Alberto Valdivia el endosó esta breve acotación: “Dentro de esta pluralidad tienen derecho de opinar y participar, quienes cumplieron ciertos requisitos para pertenecer al grupo de que se trate, pues las reglas que se fijan dentro de un esquema democrático de participación, considera darle cabida a quienes por alguna u otra razón deben de participar en esta toma de decisiones, es por ello que al interior de las asambleas no existe diferencia entre unos y otros, porque el paradigma de la participación democrática considera la voz de todos los que deben de participar por igual, y más allá de ello, los esquemas de participación democrática consideran de manera indispensable, la representación de los grupos que por si mismos no son mayoría, pero que junto con otros pueden llegar a serlo”.

Para “esas” voces que desentonan en el convierto democrático, que desafinan en un mundo donde todos cuentan, Juan Alberto Valdivia les recordó, que “Si insiste en negar uno de los rasgos principales de una democracia, como es el de dar voz a las minorías, y piensa hacer algo al respecto como lo deja entrever en su declaración (refiriéndose a Gil Cueva Tabardillo), desde luego que está en todo su derecho y le recomiendo que modifique el artículo 116, párrafo tercero de la Constitución de la República, donde se establece el principio de representación proporcional obligatorio para lo estados; principio vigente en nuestro sistema político desde la reforma política de 1977, llevada a cabo precisamente para dar cabida a otras voces de la sociedad que no tenían representación política”.

Al final de su intervención, Valdivia Alvarado le dio la estocada a Gil Cueva Tabardillo --y de alguna forma, a las plañideras del grupo Madrugadores--, al sostener; “Es una verdadera pena este tipo de declaraciones, y lo de la Junta de Coordinación Política no es protagonismo diputado, es un compromiso de esta Legislatura, y por otro lado es una necesidad urgente para el estado, sobre todo cuando un órgano de concertación política de un Poder del Estado es fuente de discordia a causa de ideas obtusas e intolerantes. El punto más alto de la tragedia es cuando uno ya no sabe si reír o llorar, así estamos nosotros, ante una desatinada conducción política de quien está al frente de la Gran Comisión”. ¿Chúpense esa?. 
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com

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