Entre las curiosidades y vergüenzas
que, como periodista he vivido, una sucedió en Guasave.
Acompañábamos al gobernador y al alcalde de Ahome, a una ceremonia
luctuosa.
No me fijé y caí en una fosa. “Aquí
se está queriendo salir uno”, gritó el gobernador Calderón.
Desde muy pequeño –entre 8 y 9 años– sentí la vocación por el
periodismo radiofónico. Unía dos sillas, de espaldas, le ponía una toalla
encima y esa era mi cabina de transmisiones.
Narraba juegos de beisbol con
todas sus incidencias, lo que provocaba el enfado de mi madre, doña Lupita.
Y me amenazaba con quitarme la toalla, si no detenía la narración.
A mi vez, la amenazaba con empatar
el juego o irme a extra-innings si no permitía que terminara.
Tranquiliza saber que el gobernador le pidió al presidente Peña, su intervención
directa y personal sobre lo que está ocurriendo en La Paz.
Ojalá la ayuda no tarde en
llegar.
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