No cabe duda que la sinceridad
paga. No cabe duda que el cinismo se premia.
No cabe duda de que algunos pueblos, o no tienen memoria o son muy
nobles y todo perdonan.
En Nayarit, un candidato
independiente a una presidencia municipal, confesó “haber robado poquito”.
El domingo ganó las elecciones. Seguramente, con el perdón anticipado
de sus gobernantes, robará un poco más.
En Coahuila, en donde acusaron
al ex gobernador Humberto Moreira de un fraude súper millonario, la gente
volvió a votar por el PRI.
Y no votó por unos cuantos. Le dio su voto a todos los aspirantes,
incluyendo gobernador y alcaldes.
Por eso digo, o somos un pueblo
muy generoso o, de plano, no tenemos memoria.
Ojalá que no se les ocurra a Leonel, Narciso y Rosa Delia, volver a
pedir el voto.
Eso sería el colmo de la política
a la mexicana. Crucemos los dedos.
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