Cuando yo conducía el programa Contacto Directo en la NT, que duraba
dos horas y a veces más, un día me invito a desayunar a Todos Santos el profe
Manuel Salgado.
Después del desayuno me preguntó,
muy serio, que si mi lengua era eléctrica o de pilas. Así gane el apodo de
Lengua Eléctrica.
En otra ocasión, en Mazatlán, un funcionario de la Reforma Eléctrica me
dijo que me había buscado por toda la pinchi península.
De inmediato el profe salió en mi
defensa y en defensa del estado. Le dijo: “en primer lugar, la península no es
pinchi y usted no va a ofender aquí a mi tripa lavada”.
Cuando llegué a La Paz, los del Eco de California me bautizaron como “Nalguitas
de Mochila sin Cuadernos”.
Y eso que nunca me vieron en
traje de baño, si no me hubieran apodado Canillas de Churro Crudo.
Uno de los apodos recientes que me
hicieron reír fue “Cachetes de Ardilla Chuniquera”.
El otro fue el colmo del ingenio “fachada
de Zorra Zalatera”.
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