Si se fija usted, querido lector,
los defensores del pueblo y de los pobres, siempre son los más ricos o
poderosos.
A nivel nacional, hubo un personaje que le decían Rey Lopitos, que
obtenía permiso del gobierno para hurgar en la basura.
A su vez, el monarca dividía el
basurero en secciones que, luego concesionaba a los pobres.
Los pobres nunca salieron de pobres, pero Lopitos se convirtió en el
hombre más rico de su “clase”.
A nivel local, el mejor ejemplo
es Leonel Cota, que con su discurso en favor de los pobres, ganó la gubernatura.
Y como sucede siempre, ningún pobre salió de su pobreza con o sin
Leonel.
También a nivel nacional tenemos
el ejemplo del Peje, que siendo defensor de los pobres, se internó en la
clínica más cara de la ciudad de México.
Por eso digo que defender a los pobres, aunque no salgan de su pobreza,
sigue siendo un buen negocio redondo.
En un ejemplo muy sencillo, si
usted observa, en una colonia o comunidad, el más rico es el defensor de los
pobres. ¿O no?
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