martes, 14 de enero de 2014

Blanco y Negro

Ya estamos en plena campaña preelectoral hacia la gubernatura. Y pronto estaremos en campaña.

Como el lector sabe, los aspirantes son unos, muy diferentes cuando concluyen los trabajos pre-electorales.

Hombres y mujeres se transforman en los trabajos previos a una campaña y cuando ganan, se convierten en otro ser humano. Por cierto, menos humano.

Si es varón, besará a todas las viejecitas, abrazará a todos los niños y se mostrará tierno, cariñoso, amable, como nunca en su vida.

Si es mujer, hablará sobre los derechos humanos de las féminas, de la equidad de género y de la participación de la mujer en la política.

Si el hombre pierde la elección, vuelve a su estado natural: hosco, hostil, desatento, majadero y otras chuladas.

Si gana, también volverá a su estado natural y nunca más volverá a los pueblos, fingirá no reconocer a nadie y no responderá a las llamadas telefónicas.

Si una mujer gana la elección, su cambio no será tan radical pero, con el pretexto del trabajo, no será ni tan atenta ni tan amable como en campaña.


Así es la vida. Así es la política, así son los políticos y las políticas.

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