¿Qué tiene Baja California Sur
que tanto atrae y retiene a los no nacidos en este lugar y que cuando llegan,
no quieren irse?
Lo descubrí hace algún tiempo: el gran respeto por la vida. Y que,
además, todos somos alguien importante.
Así como lo lee: todos. Lo mismo
el bolero del Palacio de Gobierno que el propio gobernador. Por eso uno se
arraiga.
Conozco casos de gente que, proveniente de otros países, nunca más regresaron
a sus pueblos de origen. Un caso es el de César Atilio Abente Benítez, piloto
militar de Paraguay.
Vino a La Paz para tomar un curso
de aviación, se enamoró de la ciudad y de sus habitantes, y se quedó para
siempre.
Otro caso fue el del señor Salomón Tuchmann, originario de Croacia y
que nunca más volvió a pisar el suelo que lo vio nacer.
Debe haber cientos de ejemplos,
pero yo registre, estos dos, y me quedaron muy grabados en la mente.
Así es Sudcalifornia. Así son los sudcalifornianos. Sobre todo muy
identificados con gente de estados vecinos como Sinaloa, Sonora, Chihuahua y
Baja California Sur.
Esta tierra es generosa,
hospitalaria, humana y gentil. Dios bendiga a Sudcalifornia.
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