Bien dice el dicho, que mala yerba nunca muere.
Diosito me rechazó por segunda vez. Pero esta vez lo sentí más cerca.
Confieso que, aunque
no sentí miedo, sí sentí muy cerca la compañera huesuda.
Estoy realmente sorprendido del afecto, el amor
y la amistad que uno despierta en el pueblo a través del diario escribir.
Me sorprende,
gratamente, la capacidad de perdón de algunas gentes a las que he ofendido.
También me emociona, hasta las lagrimas, que
personas a las que no he conocido, ni he tratado siquiera, expresan, de manera
sincera y franca, sentimientos de afecto.
Pero, mientras son
peras o son manzanas, aquí reanudamos estos comentarios, con el afecto de
siempre.
Una persona, con un gran sentido del humor, me
dijo que ya parezco Mandela: que se va, que se va y no se ha ido.
Pero de que me las vi
negras, me las vi negras. Ya nos sabía si era Obama, Mohamed Alí o Reggie
Jackson.
Ayer festejamos el segundo aniversario de mi
hermoso nieto Leonardo. Te amo, mi querido hijo, por el sólo hecho de ser
heredero de mi adorado Víctor Hugo.
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