Dice Narciso Agúndez que ni caso tiene contratar un abogado “al cabo que la justicia es ciega y seguramente dará palos de ciego”.
El problema es que ningún abogado va a querer defenderlo porque nunca paga los servicios de nadie.
Solícito, Jáuregui Moreno remodeló el CERESO, por aquello de las dudas, y le hizo una puertecita secreta.
Asegura que durante su gobierno comprobó que la justicia no existe. Que en todo caso, será una persecución.
Está, además, convencido de que tiene la suerte del correcaminos y que a la justicia le corresponde el papel del coyote: no da una.
Piensa Narciso que sería injusto que se le persiga y se le castigue por haber sido el mejor gobernador de Baja California Sur.
Que en lugar de andarlo persiguiendo e inventándole delitos, debieran hacerle un monumento a su magna obra.
La gente tiene que agradecerle la construcción del puente movedizo de la 8 y la piñata al revés que construyó en Los Cabos (El Pabellón) y la Narco pista.
También tiene absoluta confianza en que la justicia está tan desorganizada, como él la dejó y por lo tanto no hay ningún riesgo.
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