*No a la impunidad
*No al Borrón y cuentas nuevas.
Mi más sentido pésame a la familia Macklis Fisher y Macklis Amador, por el fallecimiento de Manuel Macklis Fisher; sudcaliforniano ejemplar; amigo de ayer, de hoy y siempre. Descanse en Paz.
Aunque pudiera señalarse, en el borde de la euforia, que la ciudadanía puso a cada partido y candidato donde se merecían, y que el cambio político se instauró en Baja California Sur, no menos cierto es que los resultados de la elección del pasado domingo tendrán que desmenuzarse progresivamente para intentar conocer lo que verdaderamente pasó.
Ciertamente hay muchos rostros alegres que trabajaron por cambiar la realidad política del estado y que hasta cierto punto se lo lograron, con los vaivenes naturales que tiene la política y sus actores y con el aura de misterio que encierran los procesos sociales, donde muchas veces lo que se ve en la piel, el fondo lo niega, toda vez que lo que ha prevalecido son las turbias negociaciones desde el poder y el manoseo de cambiar para que todo siga igual.
Y aunque el pueblo, que en lo general desconoce de teorías y axiomas, de análisis y de escenarios al calor de los sistemas políticos, lo cierto es que cuando “el río suena, agua lleva”. Cuántas veces escuchamos y dimos cuenta del clamor, de la molestia y del hartazgo de miles de sudcalifornianos que desde 1999 ansiaban y votaron por el cambio, y este cambio se tradujo en los hechos en una corrupción y nepotismo como nunca antes en la historia del Estado. Pero, como diría Carlos Marx, la historia siempre tiende a repetirse; a veces como drama y en otras como tragedia: La alternancia llegó ahora en manos de un candidato importado del PRD y arropado por el PAN –Marcos Covarrubias- y una candidata, Esthela Ponce, con fuerte formación priísta que gana la capital en un robustecimiento de la confianza ciudadana en ese partido; ambos reemplazan a los exponentes de dos corrientes perredistas, familiares de origen y enfrentados por la ambición de poder y de dinero, y que prácticamente han sido echados del poder junto con la burocracia política cómplice, quizás no con la vara que se merecen, y la picada de la caída libre de Leonel Cota Montaño es emblemática porque este personaje regresa a su nivel histórico de agitador y porro universitario al quedar al margen de la competencia electoral por el municipio de Los Cabos, después de haber disfrutado de las mieles del poder.
Muchas lecturas pueden y deberán sacarse de los resultados electorales, pero especialmente de la elección de gobernador, donde el PAN-PRS obtuvo poco más del 40 por ciento; el PRI-PVEM el 33 por ciento; y el PRD-PT el 21 por ciento. Así lo esperaban miles de ciudadanos que ya no aguantaban al PRD, sobre todo en la capital del Estado, y que las encuestas pagadas por el gobierno para beneficiar al delfín de NAM lo negaban, tratando de manipular en su beneficio una realidad que incuestionablemente les era adversa.
Y de esas lecturas, una de ellas prevalece: la gente, el ciudadano de a pie, los empleados de gobierno y del municipio, testigos de la corrupción y de los excesos de la vida palaciega del gobernador y de sus incondicionales, los agraviados por las atrocidades, los policías municipales, los judiciales, la gente humilde que sufrió la soberbia de funcionarios públicos, que padece la falta de agua y la abundancia del polvo, que sufre de la inseguridad en las colonias, los que saben de la corrupción y del atraco patrimonial, los padres y familiares de los jóvenes asesinados en los últimos meses, los desempleados que han padecido por no ser parientes del gobernador, de los alcaldes o de los diputados sumisos del PRD, cientos y miles de ciudadanos agraviados por el desgobierno, el endeudamiento público exagerado que les dejan estos malos gobiernos a niños y jóvenes y un ambiente social de vicio, de degradación en que convirtieron al Estado y sus principales ciudades estos doce años de desgobierno; toda esa gente claman, exigen y esperan ¡JUSTICIA!.
Poco favorece al cambio político prometido, el “borrón y cuentas nuevas” que ahora expresan quienes han sido favorecidos con el voto, dizque porque no quieren abonar al encono y a los rencores sociales. Aplicar la ley no es aumentar los rencores, sino al contrario. Aumenta el agravio social si los corruptos se alzan burlándose del pueblo con el “borrón y cuentas nuevas” (no hay que perder la perspectiva que la corrupción no termina con el gobierno que se va, sino que comienza con el gobierno que llega). Aquí y en China debe prevalecer el Estado de Derecho, porque no es justo que quienes dilapidaron las arcas públicas, quienes se enriquecieron a más no poder, quienes disfrutaron de privilegios y canonjías incluyendo a sus familiares, yernos y protegidos, ahora se vayan tranquilos y gustosos a disfrutar de su atraco. ¿Por qué la ley se aplica con todo rigor para las personas humildes que han incurrido en robos a particulares y están purgando condenas de años y meses en el Cereso?. No se trata de perdonar a unos y a otros, o a unos sí y a otros no, sino castigar a los delincuentes conforme la ley lo establece cualquiera que sea su condición social. Si ahora resulta que a los ladrones de cuello blanco, llámese gobernador o titulares de secretarías de gobierno o presidentes o funcionarios de los municipios que medraron hasta el cansancio, y solo para que no digan que por rencor y por costosas las nuevas administraciones entrantes no se procederá a auditar las cuentas y a revisar los despilfarros a todas luces cometidos por quienes aún están en el cargo, y tampoco turnarán el caso a las autoridades competentes, todo lo cual será un mal comienzo. La gente quiere justicia, justicia para todos y pareja.
Ya no más impunidad. Esto no debe seguir pasando en la entidad, toda vez que efectivamente miles de votos, más del 70 por ciento de los más de casi 250 mil ciudadanos que acudieron a votar lo hicieron precisamente para corregir el rumbo, y para que a los delincuentes disfrazados de funcionarios públicos se les castigue con todo el peso de la ley. ¡Qué bonito que se vayan con la cola entre las patas, pero hinchados sus bolsillos de los dineros del pueblo!. Qué mal se van a ver quienes prometieron cambiar, aplicar la ley, castigar a los corruptos, y que ahora teniendo la oportunidad de responder y cumplir sus compromisos, lo eluden por un prudente y hasta místico “Borrón y cuentas nuevas”. Qué tal!
Aunque pudiera señalarse, en el borde de la euforia, que la ciudadanía puso a cada partido y candidato donde se merecían, y que el cambio político se instauró en Baja California Sur, no menos cierto es que los resultados de la elección del pasado domingo tendrán que desmenuzarse progresivamente para intentar conocer lo que verdaderamente pasó.
Ciertamente hay muchos rostros alegres que trabajaron por cambiar la realidad política del estado y que hasta cierto punto se lo lograron, con los vaivenes naturales que tiene la política y sus actores y con el aura de misterio que encierran los procesos sociales, donde muchas veces lo que se ve en la piel, el fondo lo niega, toda vez que lo que ha prevalecido son las turbias negociaciones desde el poder y el manoseo de cambiar para que todo siga igual.
Y aunque el pueblo, que en lo general desconoce de teorías y axiomas, de análisis y de escenarios al calor de los sistemas políticos, lo cierto es que cuando “el río suena, agua lleva”. Cuántas veces escuchamos y dimos cuenta del clamor, de la molestia y del hartazgo de miles de sudcalifornianos que desde 1999 ansiaban y votaron por el cambio, y este cambio se tradujo en los hechos en una corrupción y nepotismo como nunca antes en la historia del Estado. Pero, como diría Carlos Marx, la historia siempre tiende a repetirse; a veces como drama y en otras como tragedia: La alternancia llegó ahora en manos de un candidato importado del PRD y arropado por el PAN –Marcos Covarrubias- y una candidata, Esthela Ponce, con fuerte formación priísta que gana la capital en un robustecimiento de la confianza ciudadana en ese partido; ambos reemplazan a los exponentes de dos corrientes perredistas, familiares de origen y enfrentados por la ambición de poder y de dinero, y que prácticamente han sido echados del poder junto con la burocracia política cómplice, quizás no con la vara que se merecen, y la picada de la caída libre de Leonel Cota Montaño es emblemática porque este personaje regresa a su nivel histórico de agitador y porro universitario al quedar al margen de la competencia electoral por el municipio de Los Cabos, después de haber disfrutado de las mieles del poder.
Muchas lecturas pueden y deberán sacarse de los resultados electorales, pero especialmente de la elección de gobernador, donde el PAN-PRS obtuvo poco más del 40 por ciento; el PRI-PVEM el 33 por ciento; y el PRD-PT el 21 por ciento. Así lo esperaban miles de ciudadanos que ya no aguantaban al PRD, sobre todo en la capital del Estado, y que las encuestas pagadas por el gobierno para beneficiar al delfín de NAM lo negaban, tratando de manipular en su beneficio una realidad que incuestionablemente les era adversa.
Y de esas lecturas, una de ellas prevalece: la gente, el ciudadano de a pie, los empleados de gobierno y del municipio, testigos de la corrupción y de los excesos de la vida palaciega del gobernador y de sus incondicionales, los agraviados por las atrocidades, los policías municipales, los judiciales, la gente humilde que sufrió la soberbia de funcionarios públicos, que padece la falta de agua y la abundancia del polvo, que sufre de la inseguridad en las colonias, los que saben de la corrupción y del atraco patrimonial, los padres y familiares de los jóvenes asesinados en los últimos meses, los desempleados que han padecido por no ser parientes del gobernador, de los alcaldes o de los diputados sumisos del PRD, cientos y miles de ciudadanos agraviados por el desgobierno, el endeudamiento público exagerado que les dejan estos malos gobiernos a niños y jóvenes y un ambiente social de vicio, de degradación en que convirtieron al Estado y sus principales ciudades estos doce años de desgobierno; toda esa gente claman, exigen y esperan ¡JUSTICIA!.
Poco favorece al cambio político prometido, el “borrón y cuentas nuevas” que ahora expresan quienes han sido favorecidos con el voto, dizque porque no quieren abonar al encono y a los rencores sociales. Aplicar la ley no es aumentar los rencores, sino al contrario. Aumenta el agravio social si los corruptos se alzan burlándose del pueblo con el “borrón y cuentas nuevas” (no hay que perder la perspectiva que la corrupción no termina con el gobierno que se va, sino que comienza con el gobierno que llega). Aquí y en China debe prevalecer el Estado de Derecho, porque no es justo que quienes dilapidaron las arcas públicas, quienes se enriquecieron a más no poder, quienes disfrutaron de privilegios y canonjías incluyendo a sus familiares, yernos y protegidos, ahora se vayan tranquilos y gustosos a disfrutar de su atraco. ¿Por qué la ley se aplica con todo rigor para las personas humildes que han incurrido en robos a particulares y están purgando condenas de años y meses en el Cereso?. No se trata de perdonar a unos y a otros, o a unos sí y a otros no, sino castigar a los delincuentes conforme la ley lo establece cualquiera que sea su condición social. Si ahora resulta que a los ladrones de cuello blanco, llámese gobernador o titulares de secretarías de gobierno o presidentes o funcionarios de los municipios que medraron hasta el cansancio, y solo para que no digan que por rencor y por costosas las nuevas administraciones entrantes no se procederá a auditar las cuentas y a revisar los despilfarros a todas luces cometidos por quienes aún están en el cargo, y tampoco turnarán el caso a las autoridades competentes, todo lo cual será un mal comienzo. La gente quiere justicia, justicia para todos y pareja.
Ya no más impunidad. Esto no debe seguir pasando en la entidad, toda vez que efectivamente miles de votos, más del 70 por ciento de los más de casi 250 mil ciudadanos que acudieron a votar lo hicieron precisamente para corregir el rumbo, y para que a los delincuentes disfrazados de funcionarios públicos se les castigue con todo el peso de la ley. ¡Qué bonito que se vayan con la cola entre las patas, pero hinchados sus bolsillos de los dineros del pueblo!. Qué mal se van a ver quienes prometieron cambiar, aplicar la ley, castigar a los corruptos, y que ahora teniendo la oportunidad de responder y cumplir sus compromisos, lo eluden por un prudente y hasta místico “Borrón y cuentas nuevas”. Qué tal!
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