miércoles, 12 de junio de 2013

Blanco y Negro

Me gustó la frase de un amigo lector, publicada ayer, en la Internet: antes fui indeciso; antes fui indeciso; hoy ya no estoy seguro de eso.

Cuando trabajé en Ensenada (1978), entreviste a muchos rusos asentados en el Valle de Guadalupe.

Ahí conocí a María Rudametkin, la primera rusa que se casó con un mexicano, vecino de Ensenada.

Como el marido resultó medio desobligado, al poco tiempo de casados, me contó María, se vistió de rojo, medias negras, un coqueto sombrero y se posesionó debajo de un farol.

Obviamente, dada la juventud y belleza de María, varios carros se detuvieron frente a ella para hacerles proposiciones indecorosas.

Ella les decía a sus posibles clientes, que estaba esperando a una persona muy especial. Y agradecía, con una hermosa sonrisa y sus brillantes ojos azules.

No tardó mucho en llegar el marido. Le preguntó que si qué hacia en ese lugar y a esas horas. Ella respondió con humildad “busco lo que no me das en mi casa”.

Después de eso, el marido fue un

modelo de esposo, pues al pobre no le quedó otra opción.


El Delegado del CEN del PRI, Abel Salgado Peña, ya nos dio la primera prueba de descortesía. Ojalá no siga por ese camino.

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