domingo, 2 de junio de 2013

Blanco y Negro

Jaime Ibarra, hijo del hombre más rico de Los Mochis, fue alcalde. Decían sus amigos que tenía una

obsesión: matar un venado.

Que para quedar bien, sus amigos le compraron uno vivo y se lo amarraron a un mezquite para que le echara bala hasta matarlo.

Que Jaime era tan salado, tan de mala suerte, que el primer tiro se lo pegó al mecate y que el venado huyó, despavorido.

De Canuto, su padre, se decía – y era cierto-     que cuando fue alcalde le dio por derribar los principales monumentos de Los Mochis.

Y que cuando fue al DF – se decía- que se le hacía agua la boca por derribar el Ángel de la Independencia.

Sobre el tema, mi colega de entonces, Miguel Ángel González, que radica en La Paz desde hace algunos años, dibujó a Canuto lazando al Ángel de la Independencia.

Los Mochis tuvo otro alcalde, Antonio López, que durante una carrera pedestre, para animar a los deportistas, pronunció una frase que es histórica.

“Parecen liebres, caones”, les dijo a los jóvenes que participaban en la competencia deportiva. La frase perdura desde entonces.


Y es también famosa su frase de un 15 de septiembre que vitoreó a los tres héroes que nos dieron patria: Miguel, Hidalgo y Costilla.

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