Desde hace algún tiempo a la fecha, he tenido
la intención de publicar un libro que se llamaría Política y Humor, en el que
relataría anécdotas personales y de políticos locales o nacionales.
Por ejemplo, Víctor
Liceaga me contó que una vez que fue de gira a San Evaristo, decidió adelantarse
a lo que sería, sin duda, el tema más importante: el camino de acceso.
“Qué bárbaro. Este camino está mejor que la Carretera
Transpeninsular”, les dijo con sarcasmo.
“Si, pues. Nomás le
falta las rayas del medio”, le respondieron los rancheros con el mismo sarcasmo
del entonces gobernador.
El mismo Liceaga me contó una vez, cuando fue
presidente del PRI, que fue en gira de trabajo, pero que en el camino se les atravesó
una vaca, con la que chocaron.
En la comitiva viajaba
el Médico Veterinario Aurelio Martínez Balboa. “Me llamó la atención que, en
lugar de preocuparse por nosotros, le estaba tomando la presión a la vaca”.
En una gira del entonces gobernador, Ángel
César Mendoza Arámburo, visitó la Casa de la Juventud. O sea, el CREA.
El jefe de obras
públicas era el arquitecto Juan Velázquez, que mientras mostraba el proyecto de
remodelación, sostenía su mano izquierda sobre la cintura.
Todos estábamos muy atentos hasta que oímos la
voz de Antonio Wilson, entonces presidente del PRI. “Arquitecto, párate como Ingeniero,
caón”, le gritó.
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