martes, 21 de mayo de 2013

Blanco y Negro


Cuando Alberto Alvarado, que en Paz Descanse, era candidato a gobernador, lo visitamos en su casa de la calle Madero. Me acompañó mi hijo Víctor Hugo, de escasos 7 años.

Jugando solo, sin participar en la platica, don Alberto y yo oímos decir a Víctor Hugo: “Yo también voy a ser gobernador”.

Entonces, don Alberto le dijo: “Mira Víctor Hugo, cuando yo sea gobernador te voy a sentar en la silla para que seas gobernador”.

Y se lo cumplió. Un día lo visitamos y recordó la promesa, se levantó de la silla y le dijo a mi hijo: “siéntate aquí. Ya eres gobernador”.

Cuando abandonamos la oficina, Víctor Hugo me dijo muy serio: “¿te la creíste, no?”

Cuando mi hija Tania era estudiante de ballet, vendía, cada año, boletos para el festival de la escuela de danza.

Un día me acompañó a un evento en donde participaban el gobernador Víctor Liceaga y Antonio Wilson que era alcalde de La Paz.

Don Antonio le miró los boletos en la mano y le preguntó de qué se trataba. Tania le explicó y se los compró todos.

Wilson me apartó del grupo y me dijo casi en secreto: ya ni la friegas. Estos no son boletos, sino facturitas del Índice Infantil, en alusión a mi revista Índice Político.

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