Me sucedió en Guasave, hace muchos años, cuando
dirigí el diario de esa ciudad. Murió don Juan Álvarez.
El señor era famoso en
la región por tener 100 hijos. Lo ordené a Moy García, mi subdirector, que
publicara la nota. Que la “cabeza” principal, debía decir: “Murió don Juan Álvarez”.
Pero mi ayudante respondió, muy serio: “no,
Raúl. Estás equivocado”. Y argumentó que la cabeza correcta era: “¡cayó el garañón!”.
Y a lo mejor tenía razón.
En otra ocasión tuve
que salir a Mochis y le pedí a Moy que estuviera muy pendiente de la edición.
Los diputados, que residen en Culiacán, habían sesionado en Guasave.
Y al mismo tiempo, íbamos a publicar una foto
de vacas cruzando la carretera internacional. Al día siguiente por poco y me
desmayo cuando vi el periódico.
Se había equivocado en
los pies de fotos. En la foto de los diputados decía “el ganado sigue siendo un
peligro para los que transitan por la carretera”.
Y en la foto de las vacas decía: “los diputados
locales sesionaron en Guasave”. Por poco y me corren.
Y por último. Cuando
el dueño del periódico, Frank Cheverría, llegó al periódico, comenté a Moy: “como
me gusta ese carro”. Era un
mustang precioso.
“Me gusta a mi, que soy más indejo que tu”, me
contestó y soltó la carcajada.
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