Imagine el lector lo que ocurrirá,
políticamente hablando, cuando se haga oficial la temporada de huracanes.
Habrá temporales muy fuertes, lluvias intensas y vientos nada
moderados.
La lluvia de improperios, de unos
para otros, entre los políticos que se disputan cargos públicos.
También lloverá lodo sobre los contendientes, de uno o varios partidos,
dispuestos a partírsela.
También habrá, claro, desbordamientos
de arroyos de barbeadas, sin freno.
Los vientos soplaran en una y otra dirección, a medida que se acerquen
los tiempos para las alcaldías, regidurías, diputaciones y la gubernatura.
Y al final del día, quedará el encono, el rencor, la insidia, los
pleitos y los desencuentros.
Así es la política, así es la
vida, así son los políticos y así es México.
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