lunes, 2 de septiembre de 2013

Blanco y Negro

Imagino la cara de torsón y la cara de furia de los maestros oaxaqueños cuando se enteraron de la decisión de los diputados federales.

La Cámara baja aprobó la Ley de Servicio Docente, que permite la evaluación de los pobresores.

Y la Cámara alta (Senado) la aprobará muy pronto. No hay marcha atrás, dijo Peña.

Por cierto, me gustó la firmeza con la que el presidente Peña Nieto se refirió a las reformas educativas y a sus leyes secundarias.

De nada valieron el chantaje, la presión, los desmanes, la violencia de los oaxaqueños.

Lo más curioso de todo es que los señores, prófugos del gis y el pizarrón, “amenazaron” con radicalizar su actitud.

Pues solamente que estén pensando en cazar a diputados y senadores, sus enemigos públicos número 1.

Los mexicanos, y yo en lo particular, me siento orgulloso del presidente Peña.


Creo firmemente, sin temor a equivocarme, que no veíamos un presidente tan decidido como fue Gustavo Díaz Ordaz.

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