Cuando Ricardo Alemán, me entrevistó para
Televisa, antes de las elecciones del actual gobierno, predije que el PRD
perdería.
No fue necesaria una
esfera de cristal para adivinar el resultado: el pueblo estaba harto del
partido amarillo, de sus gobernantes y de sus familias.
El nepotismo fue, como el lector recordará, una
de las características del gobierno de Leonel y de Narciso.
También, el agandalle,
la represión, la indiferencia hacia la sociedad y el respeto a los valores
propios de Sudcalifornia.
Los paceños y los sudcalifornianos, cayeron en
las mentiras de Leonel. Y pronto se dieron cuenta de que era vil demagogia.
Narciso ganó la
elección siguiente por la imposición de Leonel. Pero también Narciso resultó
insensible, ajeno al pueblo, lejano de la sociedad.
Entonces, en esas condiciones, era imposible
imponer a Luis Armando Díaz, como títere en el gobierno. Era una extensión del
populismo trasnochado.
Por eso, decía yo, era
fácil adivinar el futuro. El PRI debe cuidar todos los flancos de la próxima
batalla. Debe recobrar la confianza de la sociedad.
La situación pudiera resultar fácil, si Enrique
Peña Nieto realiza una buena labor en la presidencia, como lo está intentando y
logrando en algunos aspectos.
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