lunes, 20 de agosto de 2012

Política en su Tinta


El Peje y el Arca

Andrés Manuel López Obrador es el nuevo Noé con su Arca, según la moderna y sagrada escritura firmada y autorizada por él y por nadie más. Es el nuevo salvador de las especies. Solo le falta una tormenta a raudales para navegar en aguas turbulentas cuyo destino será su rancho La Chingada en el sureste mexicano, iniciando en las playas de Marcelo Ebrad en el DF, pasando y navegando cual gondolero veneciano y cantando Oh Sole Mio por el al Rió Grijalva de las tierras del plátano y del edén. En esta nueva Arca, el Noé rejuvenecido con cremas cicatricure y agua de ocote, albergara todo lo necesario para presentarse como el ganador, como el iniciador de una nueva era de prosperidad y de apego a la legalidad. Presentará al nuevo mundo patos, chivos, marranos, vacas, gallinas, guajolotes y alguna que otra víbora venenosa con fuero constitucional como Ricardo Monreal y el grupo que lo acompaña. Este Noé para principiantes embaucara a todo aquel que se deje o que reciba la dádiva bíblica, según se comenta, para continuar con el peregrinar político y con la mitomanía asentada en sus designios. Ese es el Peje. Así lo ha sido y así lo será, for ever end ever, diría un clásico gringo. ¿Y yo porque?, me contestaría otro clásico nacional. En fin, entre mitómanos, Arcas y clásicos de la política esta empedrado el camino al infierno. Este México nuestro que en los últimos seis años solo ha escuchado la palabra "fraude" de un mal perdedor de elecciones, tiene el derecho de rehacerse en su vida constitucional o legal mas allá de mesianismos o de supuestos redentores. Es ahora el tiempo de inicio. Es ahora.

Perdió la izquierda

El candidato perdedor, quien quedo en segunda posición en la pasada elección del 1 de Julio, Andrés Manuel López Obrador, es quien real y patéticamente perdió y no la izquierda mexicana en su conjunto. El tabasqueño es quien, al decir de muchos, se ha auto nombrado el mesías, el salvador, el rey, el emperador, el redentor de este país sin pedirle  la opinión a ninguno de los miembros de la izquierda que, quiérase o no, los hay con pensamientos y actitudes modernas, sin mesianismos y con actitud y aptitud democráticas. Es por esa razón valida que el único perdedor en esta elección es el nacido en Macuspana y nadie más. "Cargarle el muerto" a la mayoría a los que coinciden en la geografía política con el, es, de alguna manera, una traición. Es muy probable que el grupo mayoritario de los hombres y de las mujeres que militan en la izquierda mexicana empiecen a deslindarse de López Obrador en la medida que radicalice aun más, junto con el mitómano de Ricardo Monreal, los argumentos faltos de credibilidad y de sustancia jurídicas. Mas certero el comentario será cuando el Tribunal Federal Electoral (TRIFE), como parece indicar, otorgue el fallo afirmando que las elecciones presidenciales fueron legales y apegadas al marco normativo. López Obrador, al parecer, se quedara solo con los rescoldos del Sindicato de Electricistas, con algunos de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, de los macheteros de Atenco, del grupo infiltrado de #somos 132, de algunos del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, de algunos intelectuales y actores, de los Panchos Villas del DF, y de algunos del sindicato que lidera Hernández Juárez. Vaya, ni Dolores Padierna y su marido, mejor conocido como el señor de las ligas, René Bejarano, se han expresado públicamente a favor de su otrora jefe querido y adorado de Andrés Manuel. Al contrario, han sido prudentes, válgame dios, en sus dichos. Ver para creer. La sabia opinión popular dice que no existe personaje más solo que un político en desgracia. En ese camino va que vuela López Obrador y su circunstancia. Pero, conociéndolo, hará todo lo que este a su alcance para seguir con los reflectores y en la agenda nacional. Su objetivo será el 2018. Que Dios nos agarre confesados… Hasta mañana. Que el Gran Arquitecto del Universo los bendiga y los colme de bendiciones a todos.

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