El alcalde de Los Cabos, el Tony Agúndez, tomo
un curso intensivo de idiomas para convivir con los presidentes del G-20.
Nomás aprendió dos
palabras en ingles: Welcome (bienvenido) Good luck (buena suerte). El cerebro
no le da para más.
Los alcaldes de Mulegé y Comondú se negaron a
tomar parte en los trabajos del G-20, pues no tienen problemas económicos.
El Guille Santillán y
el Tano Pérez dijeron que, si acaso, podrían asistir al evento como asesores
económicos.
Dicen que en cuanto llegó a Los Cabos, el
presidente Obama pregunto por César Uzcanga, para invitarlo como asesor en
materia de desarrollo social.
Y el que, de plano, no
pudo asistir, aunque le hubiera gustado mucho estar presente para orientar a
los lideres mundiales, fue Narciso Agúndez.
Por razones ajenas a su voluntad, el señor ex
gobernador tuvo que permanecer en esta capital atendiendo algunos asuntos de
orden judicial.
Claro, le hubiera
fascinado meter las narices en esos temas tan apasionantes de la economía
mundial. Ni modo. Ya será en otra.
Ayer me sentí padre de más de cuatro. Conviví
con mis nietos Carlos Andrés y Leo. Insisto: los hijos de nuestros hijos son
una bendición de Dios.
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