viernes, 24 de junio de 2011

Comentarios de la vida política

Mario Santiago*

LA DELINCUENCIA rebasó a las AUTORIDADES POLICIACAS.

• La sociedad no cree en ellas.
• El C-4, una pérdida de tiempo.
• El ROBO se ha generalizado.

El generalizado delito del robo, practicado por la delincuencia en una extensa gama de modalidades, hace que la sociedad de Baja California Sur en lo general y de esta Capital en lo particular, viva asfixiada por la angustia y la inseguridad de que su patrimonio desaparezca de la noche a la mañana, obligándolos a vivir tras las rejas de sus propias casas, lo que ya tampoco les garantiza seguridad.
Hay hogares que han sido saqueados hasta en cuatro ocasiones y existen bandas que surten “sobre pedido”, lo cual constituye una burla para las autoridades policiacas que se hacen de la vista gorda, tal vez porque también reciben una parte del botín o tal vez por su propia incompetencia.
Es muy sospechosa la forma en que se cruzan de brazos, pues de otra forma el ciudadano común y corriente no se explica tanta impunidad.
Para empezar, nadie cree que exista un plan integral de seguridad.
La Policía Municipal trabaja al norte.
Y la Policía Ministerial al sur.
Nunca jamás van a coincidir en lo que debería ser su único objetivo, brindarle seguridad a la población.
Las autoridades están obligadas a otorgar esta garantía que hasta el momento no existe se quieren resultados tangibles no simples y reiterativas promesas: “ya de palabras tenemos bastante, deseamos hechos concretos y que dejemos de ser simples estadísticas”, nos comentó un ciudadano que siguió diciendo: “los ciudadanos honestos, los que se parten el lomo, los que tienen que trabajar para darle sustento a su familia y además para tener un patrimonio, por modesto que sea, no conciben que los delincuentes se los arrebaten con facilidad”. Esa ciudadanía quiere recuperar la seguridad de los suyos, salir a recorrer las calles de su ciudad o de otras comunidades del Estado y regresar a su casa con la certeza de que encontraran intactas sus pertenencias, como antes, quizá porque éramos menos pero también porque teníamos una policía más responsable.
Los millonarios “gastos” de su capacitación… ¿Realmente se aplican?
La gran ola delincuencial que nos ahoga, es la evidencia más palpable de la inutilidad de las policías Estatales y municipales, y pone en entredicho la eficacia de las enormes cifras de millones de pesos, que según anuncian, se aplican en la capacitación y profesionalización de las corporaciones.
De que nos sirven los llamados “Grupos Especiales” estilo Rambo o para que queremos tanta policía municipal y ministerial resguardando la casa de los funcionarios públicos, cuando hacen más falta en las calles para tratar de frenar el desbocado avance de los ladrones.
Y nos lleva a otra pregunta.
Si no pueden con ladrones comunes y corrientes que andan detrás del cobre, ¿Qué podríamos esperar si se diera un combate frontal la delincuencia organizada?
Las protestas en el aire.
Vecinos de todos los sectores de esta capital, ante la inutilidad de sus demandas a través del C-4 que solamente les origina desatención y pérdida de tiempo, han optado por no presentar denuncias. Da lo mismo.

Hay casas que han sido robadas hasta en cuatro ocasiones. “Le voy a pedir a los ladrones su domicilio para mudarme a la casa de ellos, pues ahí tienen todo lo que fue mío. Demanda ni pensarlo, sería lo mismo”. Hay una Colonia donde los ladrones surten a las familias “sobre pedido”, y si no lo tienen en su sala de “exhibición” al día siguiente se lo consiguen. Las iglesias católicas han sido víctimas del irrefrenable vandalismo, a la Iglesia de San Judas Tadeo le robaron el badajo de la campana y a la del Sagrado Corazón de María, su equipo de sonido. Por la misma razón, no interponen demanda: tanques de gas; llaves y medidores del agua potable en toda la ciudad; cables de energía eléctrica de Escuela, SAPA y zonas habitacionales; las rejas las arrancan con la ayuda de unidades mecánicas para saquear casas completas.
Y por si fuera poco, es muy común que ciudadanos, unos culpables de algún delito pero otros completamente ajenos, son víctimas de brutalidad policiaca.
Si nuestras autoridades tuvieran las brillantes ideas de mantener un control sobre los negocios que compran los metales más cotizados, otra tonada nos cantaría.
Es algo similar a las “Casa de Empeño” que aceptan todo tipo de artículos, joyas y objetos, sin pedir ninguna factura de compra”. Hace algún tiempo policías ministeriales detuvieron a un joven con 23 boletas de una casa de empeño. Pero en lugar de “seguir la huella”, los policías optaron por guardar silencio y dejarlos ir.
La autoridad sin voluntad o incapaces.
A pesar de que Baja California Sur no esté considerada, nunca lo ha estado aunque sea en apariencia, como una de las Entidades más peligrosas del país, sus habitantes viven una pesadilla, pues además de que la justicia no se aplica en base a la ley sino a los intereses gubernamentales, el robo se ha vuelto una plaga extendida y dañina.
Tanto que ha sentado sus reales en todo el Estado, provocando un alto grado de incertidumbre entre la población.
Por ejemplo, en Buenavista, sus habitantes han sido víctimas de todo tipo de saqueo, casas, lanchas de pesca comercial y deportiva, motores fuera de borda lo que les ha trastocado la vida.
Saquean con toda impunidad casas de extranjeros que tienen residencias de descanso y ya, muchos de ellos han optado por vender sus fincas en virtud de la falta de vigilancia que priva en la región.
Todos saben que son bandas de Los Cabos que llegan por la noche para cometer el saqueo sin freno.
Pero Buenavista es solo un ejemplo.
No digo que las autoridades estén cruzadas de brazos.
Más bien creo que es incapacitada.
Aunque para el caso da lo mismo.

*Director de la Revista Compás

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