Mario Santiago*
La economía nos ahoga• Volvimos a la derrama quincenal.
• Cientos de desempleados en todo el Estado.
• Sin inteligencia para combatirla.
• Cientos de desempleados en todo el Estado.
• Sin inteligencia para combatirla.
Cada fin de sexenio es la misma historia, el mismo escenario. Sin ningún tipo de variación.
La inestabilidad, los rumores y cientos de versiones que muchas veces significan una realidad que siempre tratan de maquinar las autoridades que ya tienen sus maletas listas.
Lo que no puede negarse es la crisis económica que golpea a todos los habitantes del Estado y cuya crudeza es inédita.
Y la gente que tiene sus bolsillos vacíos se pregunta:
¿Y cuando terminará?
Lo que conocen, dicen que va para largo porque no existe ninguna estrategia elaborada para abatirla por parte del Gobierno del Estado.
Cuando las autoridades dicen que todo está bien, generalmente es porque todo esta mal.
Negocios, cientos de ellos en quiebra.
El desempleo rebasa los 10 mil desocupados y para el número de habitantes de Baja California Sur, significa una exageración.
Y el pasado 22 de diciembre, el señor Narciso Agúndez Montaño nos sale con que a nivel nacional somos la entidad con mayor crecimiento económico.
Que somos unos supermanes en eso de mantener una dinámica de crecimiento.
A ver quien se lo cree.
Y dice que este índice se debe al fuerte impulso que ha recibido el sector minero con un crecimiento del 37. 5 por ciento.
Y que cada empresa que se asienta, tiene la obligación de contratar la mano de obra local.
Si se refiere a la instalación, por ejemplo de la Empresa Minera Boleo, es cierto que en su fase productiva dará empleo a 4 mil mineros, pero da la casualidad que en todo Mulegé ya no hay mineros.
Los que le dieron auge a la anterior explotación de cobre, excelentes trabajadores por cierto, pero su ciclo laboral ya concluyó y los jóvenes de ahora tienen otras metas y otras actividades y ninguna de ellas es proclive a la minería.
Así que esos 4 mil empleos, en caso de que los hubiera, tendrán que ser traídos de otras partes del país.
¿Y que generaría?
Nuevos asentamientos humanos con las necesidades de los servicios urbanos más elementales.
Ante este lamentable panorama: ¿Qué hacer ciudadano gobernador?
No se puede especular permanentemente con la mentira.
Sobre esto, alguna vez el Presidente Benito Juárez dijo: “no se puede engañar a la gente todo el tiempo”.
Siempre el juez debe empezar por su propia casa.
Si no lo hace así, cualquier estrategia de ahorro termina por abortar.
Aquí se anunció en primeras planes de un plan de austeridad y tal vez se ahorró en lápices y papel de oficina, pero los gastos suntuarios y la reducción de salario que son de los más elevados del país, nunca se supo nada.
La crisis que ahora se vive y la cual todos padecemos, pudo haber sido mejor librada, pero no fue posible porque esta se hizo más bien política y este tipo de contingencias son las más difíciles de subsanar porque lamentablemente incluye la moral y la ética, que ya no tenemos por ninguna vertiente.
El Patrimonio del Estado, tan groseramente rematado por Leonel Cota y Narciso Agúndez ya no ofrece la posibilidad de obtener créditos blandos en garantía. Ahora se tiene que recurrir al crédito bancario que como se sabe es mucho más duro y con intereses que comprometen partidas que ni siquiera empiezan a ejercerse, lo cual va a significar la primer zancadilla económica para el nuevo gobierno, del color que este sea.
Una crisis no es el fin del mundo.
Puede ser manejable cuando se actúa con inteligencia, decisión y mucha prudencia.
Elevando la producción y nuevos mercados.
Medidas drásticas de ahorro.
Evitar los dispendios y la elevada producción de nuevos ricos.
Pero para donde uno voltee no hay medidas que lo eviten.
*Director de la Revista Compás
La inestabilidad, los rumores y cientos de versiones que muchas veces significan una realidad que siempre tratan de maquinar las autoridades que ya tienen sus maletas listas.
Lo que no puede negarse es la crisis económica que golpea a todos los habitantes del Estado y cuya crudeza es inédita.
Y la gente que tiene sus bolsillos vacíos se pregunta:
¿Y cuando terminará?
Lo que conocen, dicen que va para largo porque no existe ninguna estrategia elaborada para abatirla por parte del Gobierno del Estado.
Cuando las autoridades dicen que todo está bien, generalmente es porque todo esta mal.
Negocios, cientos de ellos en quiebra.
El desempleo rebasa los 10 mil desocupados y para el número de habitantes de Baja California Sur, significa una exageración.
Y el pasado 22 de diciembre, el señor Narciso Agúndez Montaño nos sale con que a nivel nacional somos la entidad con mayor crecimiento económico.
Que somos unos supermanes en eso de mantener una dinámica de crecimiento.
A ver quien se lo cree.
Y dice que este índice se debe al fuerte impulso que ha recibido el sector minero con un crecimiento del 37. 5 por ciento.
Y que cada empresa que se asienta, tiene la obligación de contratar la mano de obra local.
Si se refiere a la instalación, por ejemplo de la Empresa Minera Boleo, es cierto que en su fase productiva dará empleo a 4 mil mineros, pero da la casualidad que en todo Mulegé ya no hay mineros.
Los que le dieron auge a la anterior explotación de cobre, excelentes trabajadores por cierto, pero su ciclo laboral ya concluyó y los jóvenes de ahora tienen otras metas y otras actividades y ninguna de ellas es proclive a la minería.
Así que esos 4 mil empleos, en caso de que los hubiera, tendrán que ser traídos de otras partes del país.
¿Y que generaría?
Nuevos asentamientos humanos con las necesidades de los servicios urbanos más elementales.
Ante este lamentable panorama: ¿Qué hacer ciudadano gobernador?
No se puede especular permanentemente con la mentira.
Sobre esto, alguna vez el Presidente Benito Juárez dijo: “no se puede engañar a la gente todo el tiempo”.
Siempre el juez debe empezar por su propia casa.
Si no lo hace así, cualquier estrategia de ahorro termina por abortar.
Aquí se anunció en primeras planes de un plan de austeridad y tal vez se ahorró en lápices y papel de oficina, pero los gastos suntuarios y la reducción de salario que son de los más elevados del país, nunca se supo nada.
La crisis que ahora se vive y la cual todos padecemos, pudo haber sido mejor librada, pero no fue posible porque esta se hizo más bien política y este tipo de contingencias son las más difíciles de subsanar porque lamentablemente incluye la moral y la ética, que ya no tenemos por ninguna vertiente.
El Patrimonio del Estado, tan groseramente rematado por Leonel Cota y Narciso Agúndez ya no ofrece la posibilidad de obtener créditos blandos en garantía. Ahora se tiene que recurrir al crédito bancario que como se sabe es mucho más duro y con intereses que comprometen partidas que ni siquiera empiezan a ejercerse, lo cual va a significar la primer zancadilla económica para el nuevo gobierno, del color que este sea.
Una crisis no es el fin del mundo.
Puede ser manejable cuando se actúa con inteligencia, decisión y mucha prudencia.
Elevando la producción y nuevos mercados.
Medidas drásticas de ahorro.
Evitar los dispendios y la elevada producción de nuevos ricos.
Pero para donde uno voltee no hay medidas que lo eviten.
*Director de la Revista Compás
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