Vestido de guayabera, sombrero
blanco y bastón, me dijo un compañero del Grupo Reflexión: “pareces bailador de
danzón”.
Yo más bien pienso que parezco bailarín de la danza “Los Viejitos”, del
meritito Michoacán.
El peor apodo que me han puesto
es de Eliseo Zuloaga: El Ciclope. Porque nomás me sirve un ojo.
Cuando llegué a La Paz, en el 70, me decían El Flaco. Durante muchos
años perdí esa cualidad, pero la acabo de recuperar.
A veces me da la impresión de que los sicarios llegan a La Paz y
hablan con ciertas gentes.
-
Oigan, vengo a matar dos o tres. ¿Me dan chanza?
Y la respuesta parece siempre la misma: no hay fijón.
Y un último favorcito: que si sus
agentes oyen una balacera en la Navarro Rubio, investiguen en la Márquez de
León.
Ojalá que esté equivocado y que pronto termine esta pesadilla que
vivimos en La Paz y en Baja California Sur.
Ojalá que pronto lleguen
refuerzos para terminar con esta ola de terror que viven los paceños.
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