En Los Mochis hay un locutor muy
ingenioso. Cuentan que una vez le preguntaron si había visto pasar a una
persona. Y dijo que no.
“Yo tengo aquí parado dos horas, con mis zapatos nuevos, y no vi pasar
a nadie”.
Cuenta también que una vez
detuvieron a un borracho. Y alegaba que no había ingerido bebidas embriagantes.
Al insistir el policía, el detenido le dijo: “si yo ni borrancho acho. Nomás
me cervé cuatro tomezas catetes”.
En La Paz, hace muchos años, fue
testigo de una anécdota ingeniosa pero cruel. Un hombre le pregunta a otro por
su hermano. “En México. Está grave. Tiene cáncer”.
Meh puchi, el que se va a aliviar con un veganin, le dicen.
La siguiente anécdota también la
he contado varias veces. Fue mi encuentro con el ingenio paceño.
Los periodistas enfrentaban a Los Leones, en beisbol. El pitcher era Román
Pozo y no le mirábamos ni el polvo. Ellos eran profesionales y nosotros no llegábamos
ni a amateur.
Salió a batear el gordito Jorge
Lenín, por los periodistas. Desde las gradas se oyó decir: “si ataranta un
grillo si lo pisa ese amigo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario