Había, hace muchos años, en el
Heraldo de México una columna que decía: El de al lado pregunta.
Me recordó la frase la inocente pregunta de un amigo: ¿la minuta, es la
esposa del minuto?
Me conmueve hasta las lágrimas
las frases y discursos de los políticos, con motivo del ciclón.
Y pregunto: ¿por qué hasta ahora
brotan esos tan nobles sentimientos?
Porque hay que verlos tan
preocupados por sus conciudadanos para conmoverse. Si se les pudiera creer.
El ciclón Odile, el más fuerte de la historia, nos dio una lección: nos
seamos tan confiados.
Lo que pasa es que en los
ciclones, como en la política no se puede confiar.
Y menos en gente como Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrad, en
el PRD.
Los discursos y los vientos de
los ciclones, tienen una singularidad: soplan muy fuerte pero a veces es puro
viento.
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