“Como decíamos ayer”, dijo el ilustre
Fray Luis de León. Gracias, muchas gracias por preocuparse por mi salud.
Y aquí estamos, no sabemos por cuánto tiempo más, con todo el
entusiasmo del mundo, tratando de hacerlos sonreír.
No lo va a creer, pero el hoyo
que se hizo en el pavimento en la esquina de Forjadores y 5 de febrero, estaba
muy profundo.
Tanto, que hubo quienes afirmaban que ya salían de ahí cabecitas chinas
y japonesas.
Como ha cambiado, en unos días,
nuestra querida Paz.
Y por si se nos olvida, la plaga de sicarios que nos ha caído nos lo
recuerda a cada rato: ¡Pas! ¡Pas! ¡Pas!
Así que, hay momentos en que nos
sentimos como si viviéramos en la Franja de Gaza, zona de conflicto entre
Palestina e Israel.
Y pensar que, hasta hace algunos
días, La Paz era el mejor lugar para vivir. Ahora es el mejor lugar para morir.
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