Dice Omar Zavala que la caricatura de Valdivia,
donde está “tejiendo finito”, se le antoja para cantarle una canción de
Cri-Cri.
La canción sería
aquella de: “…toma el llavero abuelita y enséñame tu ropero…”. Que tierno.
Para los lectores que me corrigieron sobre el
nombre de Acatempan, donde ocurrió el abrazo que consumo la independencia, les
aclaro.
Algunos libros de
historia mencionan el pueblo de Guerrero como Acatempatl, mientras otros lo
escriben Acatempan. Los dos son correctos.
Pues ya se fueron las lluvias y los baches
siguen ahí, como la puerta de Alcalá. Ahí están, ahí están, ahí están.
Los baches, aunque
usted no lo crean, tienen su lado bueno. Impedían las altas velocidades y reducían
los accidentes.
Es cierto que se acaban las llantas, los
amortiguadores y hasta los motores. Es más: debíamos amar los baches.
Algunos políticos acudirán
disfrazados al carnaval. Por sus mentiras, los conoceréis. O por los zapatos,
dijo el Conono.
Hay políticos tan saludadores, tan saludadores,
que parecen la reina del carnaval.
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