Discurso (segunda parte)
Considero que un gobernante es aquel que se duerme al final de la
noche y se levanta a las primeras horas de la mañana y lo hará con la
conciencia tranquila si su cabecera ha sido la Constitución.
Educación y cultura fueron temas fundamentales de este código, que dio
origen entre otros a la Universidad Autónoma de Baja California Sur. Cierto fue
una gran obra, pero debo de decir que fue el fruto no de un solo hombre, sino
que fue el resultado de los afanes y sueños de este pueblo, que vio consolidado
además el sistema de enseñanza media y superior. Todo esto nació como
consecuencia de que ya teníamos Constitución.
Y al recordarla, es el momento ideal para que, al aplicar la reforma
educativa, nuestra Universidad, considere que la libertad de cátedra no es
únicamente la versatilidad temática, sino también, la participación de los
estudiantes, en el campo de la sociedad, para que desde hoy, los profesionistas
del mañana estén debidamente identificados con la agricultura, la ganadería, en
los juzgados, los tribunales y en nuestros prolongados litorales. Más de una
razón me asiste para repetir con toda claridad, que todas estas instituciones,
son, ni más ni menos, el producto de las luchas del pueblo sudcaliforniano.
Desde los albores del siglo XX,
los sudcalifornianos participaron en política como hasta en la actualidad lo
hacen con positivos resultados. Desde aquella noche de junio de 1913 cuando la
rancherada sudcaliforniana decide unirse al Plan de San Luis, hasta el día de
hoy, cuyos resultados de toda esta participación son entre otros la
construcción de grandes obras como los aeropuertos, carreteras de cuatro
carriles, caminos que serpentean por la sierra, desarrollo urbanos, la
continuación de la obra hidráulica y al gran apoyo a la educación. Han
transcurrido 93 años, con altos, ciertamente, en el camino, pero con avances
sustanciales, con optimismo, con deslealtades, pero el balance, repito, es
positivo, porque en cada una de esas acciones que producen el bienestar, han
estado bajo el amparo de esta Magna Ley. A propósito, nuestro actual gobernante
en su diario quehacer de sus actos oficiales, actúa siempre bajo las premisas
que marca nuestro código fundamental, el lo ha expresado repetidamente, “nada
fuera de la ley”, “nada fuera de la Constitución”… (Continuará).
Guardar y hacer guardar
Los acontecimientos recientes en
los que estuvo inmiscuida la francesa Florence Cassez pusieron al descubierto
que, tanto Vicente Fox como Felipe Calderón, no cumplieron la máxima en su toma
de protesta como Presidentes de México, de guardar y hacer guardar la Constitución
General de la República y las leyes que de ella emanen. Los dos sabían a detalle
que el sistema procesal de la europea estaba viciado desde sus orígenes. Que
pisotearon sus derechos elementales. Que fue toda una representación
"teatral", que envidiaría el mismísimo Manolo Fábregas, para
presentar mediáticamente la "eficacia" de la extinta Agencia Federal
de Investigaciones (AFI) en manos de Genaro García Luna y de sus compinches. No
se puede intentar hacer justicia maltratando los derechos humanos y manoseando
el proceso en un juicio de un presunto inocente. Es por esta razón elemental
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación enmendó la plana y sus efectos.
Si se quiere hacer de este país un territorio de leyes, se debe de iniciar por
el principio. ¿Cuál es? Catalogar a todo ciudadano, mexicano o extranjero, como
presunto inocente y la autoridad competente nos debe convencer de todo lo
contrario con pruebas contundentes, creíbles, sin actuaciones mediáticas, sin
falsos testigos, vaya, con la ley en la mano. Como país, nos falta muchísimo
para emular a otras naciones en la procuración de justicia, como las europeas,
por ejemplo, pero debemos de dar el primer paso hacia ellas y la Corte lo ha
dado. Es, indudablemente, otras de las reformas estructurales que México
necesitaba. Las nubes negras que cubrían la justicia mexicana, por el bien de todos,
tienen que disiparse e irse para siempre. Ojalá que la resolución de la corte
no sea flor de un día… Hasta mañana. Dios los bendiga a todos.
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